Loja, 1 de enero de 1939.
Mi Estimado Hannibal.
Mi querido colega, te escribo
desde Loja, ya sabes que ando medio maluco de salud, y como nos botaron de la
Asamblea, los nervios están que me matan. Y ahora encima, esta noticia que paso
a relatarte.
Te cuento que ahora que he
vuelto a la tierra, luego de permanecer en Quito esta turbulenta temporada,
dominada por el odio y el cinismo, me entero que han utilizado tú nombre para
una serie de películas, dizque basadas en unos libros de un Thomas Harris,
autor que desconozco por completo y que me parece un invento peruano para
difamarnos. Me enteré de que este Hannibal, que encima tiene otro apellido -Lecter
dicen-, está basado en un asesino serial, un psicópata de acuerdo a las nuevas
teorías psicoanalíticas que provienen de Freud y Jung, y yo sin saberlo cuando
escribí “El Antropófago”, que es en lo que se basa la historia de este Hannibal
Lecter. O sea que toman tú nombre y mi cuento. Esto es el colmo. Pero vamos por partes.

Te prevengo que te andes con
cuidado porque la secreta y los pesquisas del presidente Mosquera andan detrás
de todo lo que parece subversivo. Ya sé que vos te dices socialista, y no comunista,
pero como ahora el infeliz del Mosquera se inventa que todos acá somos
bolcheviques, y todo es caos, y todo es anarquía y disolución, y que hay que
proteger la patria de esta “amenaza”, anda persiguiendo a todo gato o perro que
se encuentra. Es como si el Fürher y el maricón del Edgar Hubert se hubieran
casado en el Ecuador y hubieran parido un hijo mestizo, y criollo: un pequeño
hijo que se llama Aurelio.
Pero no nos adelantemos a los hechos
-que estoy loco, pero no soy clarividente-. Lo que pasa es que acá en Loja las
cosas son avanzadísimas. Si te contara las cosas que veo Hannibital. Pero
regresemos a tu caso.
Te prevengo porque en la tele, que
es una cosa espléndida que solo hay acá en Loja, pasaron en un canal peruano un
avance de la serie que han sacado, no contentos con las películas, que te
repito, están basadas en los libros de Thomas Harris -un discípulo de Poe, me
supongo-. Las novelas, que todavía no he podido conseguir de contrabando en
Huaquillas, me dicen que tratan de un asesino en serie, un Jack The Ripper, el
verdadero, -no el criollo, que ya sabes que escribía sobre los montubios-.
Este
nuevo asesino, se regodea alimentándose de sus víctimas, a las que caza despiadadamente
y devora en festines opíparos dignos del gabinete y todos sus ministros. Vos
que has leído mi cuento “El Antropófago” te darás cuenta de que me copian. Y ya
sabes, los gringos estos no me dan ni el crédito ni un aplauso. Solo le han
cambiado la trama un poco, aunque hasta el Hannibal este de las películas está
encerrado como el antropófago que describo, y le hace un poco de diabluras a la
Judith Foster, que es la protagonista de una de las películas. Reconozco que es
original la idea, pero se inspira casi todo en mi cuento y en tu nombre mi
colega. Algo hay que hacer al respecto, vos con las leyes en Quito, yo desde mi
Loja querida, tenemos que actuar pronto, antes que le saquen copyright en el
IEPI, y nos dejen fregados y copiados. Estos cholos brutos con tal de darles la
razón a los gringos, de cualquier cosa son capaces.

Lo que me preocupa, es que los
pesquisas, atolondrados y con la consigna del Mosquera de mantener el orden
público, no tomen en cuenta los diferentes apellidos, porque eso sí, para ser
sincero, el personaje que vi en la tele, era igualito a vos Hannibital, -con
buen porte y garbo, aunque menos ciego-. Para mí que eso basta para que estos
cholos brutos te persigan como a un asesino.
Por eso te escribo desde la
Lojanía, para que te vayas por la sombrita, -no la que ya andas viendo, o no,
porque estás más ciego que un topo, perdón por el sarcasmo-. Y es que no solo
el gobierno dizque se anda preparando contra los bolcheviques, sino que los
peruanos, que me pasan noticias eso sí, a través de esta caja maldita que no
entiendo, nos andan pisando el poncho, y ya mismo que nos invaden –eso es
seguro-. Por eso mejor hacerse el loco –como yo- para que no nos vayan a
fusilar por comunistas, o por monos, como dicen que somos, todos los gallinas
que viven al sur del sur, o sea de Macará, que ya es bien lejos.
Me despido Hannibital, no sin
adelantarte que la serie homónima tuya y las películas, están buenísimas a
pesar de la copia infame que han cometido. Ahora si me voy cieguito del alma.
No te irás a comer a alguna guambra bandida porque ahí sí fregaste! Y si haces
cena, mandarás a verme a Loja para darnos un último banquete. Jajaja –otra vez
yo y mi sarcasmo-.
Con afecto, tu tocayo Pablo.
(Eso sí, solo en el primer nombre. Por si acaso la secreta intercepta la carta
y me confunda con vos).