2 de diciembre de 2013

A mi abuela Sara




Ya lo dijo el inka Tupak Katari:
regresaré y seré millones,
igual que todas las mariposas llamadas Sara,
igual que todos los insectos que algún día fueron
conocidos como Gregorio Samsa,
regresaré y poblaré la tierra.

 
Mi cuerpo que no solo es carne,
sino polvo, y agua, y viento, y fuego,
se llenará de pupas y crisálidas esperando la primavera,
hará explosión y me transformaré en montaña,
en valle, y crepúsculo lunar,
y en mandrágora y mantícora a la vez,
y ni San Jorge que espera la batalla,
podrá combatir el fuego de este dragón eterno.





Pues mientras exista la radio en A.M.
y se escuchen pasillos y albazos, y versos tristes
como los que escuchaba mi abuela en el cuarto junto al durazno,
y su voz hecha eco penetre todo el espacio de la casa vacía,
seré uno y todos, y ninguno a la vez.



La única guerra que es tan hermosa
como para arrancarle las lágrimas a un niño,
es la que se celebra en el interior de uno mismo,
pues de acuerdo a todos los tratados y armisticios,
declarara que quien gane, siempre perderá algo suyo,
pero ganará en insecto, y en mariposa, y ese bichito
será la salvación y la perdición del mundo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario