¡Ya no podrás ver a Cerati renacer de sus cenizas!
El tiempo ha llamado a tu puerta
y le has dejado recado de que volvías.
Por eso ahora estas aquí,
en medio de la certeza del no retorno,
con la sonrisa cuerda e inapelable.
Nos miras desde otro ángulo,
y te preguntas por nuestra ceguera.
Eso de hace feliz, es lo que buscabas.
Sigues sonriendo, nunca dejarás de hacerlo
aunque solo te quede Riobamba,
y ese frío impenetrable que corroe tus huesos.
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