29 de marzo de 2012

¡He aquí mis pequeños!

Ilustración de "La vuelta al día en 80 mundos" de J.C.




Sangre de mi sangre,
Carne de mi carne.
Son la descendencia indeseada
del padre que los anida.

Los oigo lloriquear,
están hambrientos.
Los siento moverse,
han despertado.

Mis pequeños tienen instinto asesino,
son crueles por naturaleza,
y tienen dientes afilados,
y uñas afiladas,
y un vientre prominente.

Todo su ser fue creado
para la destrucción de su padre.
Ellos son el inicio y el fin
del sinsentido.

Porque aun cuando les di la vida,
y los alojé dentro de mi ser,
ahora quieren terminar conmigo.

Es un intento suicida,
pues si muero,
ellos mueren conmigo.

No voy a dejar que salgan,
no les abriré las puertas del cielo,
ni las del mundo desconocido.

Mis pequeños son como albinos,
no pueden ver la luz del día,
y sin embargo no son albinos.

Mis pequeños se alimentan de sangre,
y sin embargo tampoco son vampiros,
pues también les fue negado
deambular en medio de la noche.

Son indefensos polluelos en medio de su nido,
pues al primer contacto con lo de fuera
mueren indefensos mis chiquillos.

Por eso no entiendo su necesidad de destruirlo todo.
Me cuesta trabajo entender su anarquismo,
pues la época de las bombas y los atentados,
hace tiempo que acabó para su padre.

Tal vez sea una forma de venganza.
Tal vez sea una forma de poesía.

Mis chiquillos claman ante la injusticia
de no poder salir de su guarida.
Y yo no puedo verlos sufrir de esa manera.
Solo me queda una salida.

¡Lo siento mis chiquillos!
A partir de ahora seré igual de asesino.

Hijos míos tengo que envenenaros,
y no es por odio, ni por venganza,
tal vez es por poesía:
pues con ese mismo veneno,
yo también me asesino.

De manera sistemática,
¡suave y lentamente!,
iré muriendo junto a vosotros,
hijos míos.



8 de marzo de 2012

Correr bajo la lluvia



Correr bajo la lluvia con la persona equivocada,
el amor transgredido por la causalidad.

No  es desamor, es falta de coraje.

La cobardía requiere corazones inundados
de sobras de amores pasados.

El amor consumido por unas llamas que no arden.
Cenizas que vuelan en la tormenta del olvido.

El clima conspira contra los desesperados.




7 de marzo de 2012

Segundo Piso




El ascensor estaba dañado,
mi desesperación me llevó a un abismo,
más siempre es confiable este antiguo edificio.

Ahora regresa la luz,
se han prendido las bombillas,
y el ascensor vuelve a funcionar.

Ya no necesito arrastrarme escaleras arriba,
y no tengo que vivir donde los vecinos,
regreso a mi casa, que es cada vez más alta.

No sé cuando llegue al piso siete,
por ahora me quedaré en el piso 2.

Por ahora solo vivo en e piso-dios.