Debo ser una especie de bestia mitológica,
para no darme cuenta de lo que pasa,
para no saber que él está jugando su partida conmigo,
y yo la pierdo olímpicamente.
Elijo lo que no puedo.
Me gusta lo que no llega.
Ese frasco de galletas más arriba de mis posibilidades,
no es que no lo alcance,
¡es que no puedo abrirlo!
De entre las posibilidades que me ofrece la vida,
selecciono la que me lleva al foso de los lagartos,
la puerta que no es puerta, que no abre, ni cierra.
Sigo jugando y nuevamente me toca la penitencia
Fiero guambra penitente!
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