21 de agosto de 2011

Tus cicatrices


Me encanta recorrer tus cicatrices,
la impronta con la que el tiempo marca su paso,
la huella con que la ausencia sentencia su derrota.

Mis dedos recorren tú piel satinada,
mi lengua saborea tu humedad palpitante,
más cuando encuentro una de tus cicatrices,
mis dedos se detienen, mi lengua retrocede,
mi pecho late ferozmente
y mi respiración se agita como en oleadas.
Y es que tus cicatrices enloquecen mis sentidos,
son la constancia de un camino transitado,
las huellas que encuentro para saber
que tu cuerpo es real,
y no solo un sueño.

Porque tus cicatrices atraviesan mi locura,
y son llamas que queman mis dedos y mi lengua,
y sin embargo no puedo dejar de tocarlas,
son mi vicio,
son mi perdición.

Esas cicatrices las quisiera en mi cuerpo. 




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