Qué haremos Joaquín cuando la trémula luz del horizonte se apague, y los versos ya no duelan, y los párrafos de los cuentos se escriban solos? Que será del escritor cuando se acaben las historias? Que será del poeta cuando se quede mudo ante el ocaso? Será acaso que debemos andar reptando por el suelo, mendigando nuevas palabras al viento, o repetir el dolor como si saliera de nuestras entrañas.
La verdad es que no se qué pasa Joaquín con el mundo, por eso te escribo, para recibir tu consejo amigo. Al parecer el mundo ya no nos necesita, o será acaso que nosotros ya no necesitamos al mundo, a este mundo de mierda que me carcome el corazón. El sin sentido de este mundo es irrefutable, es absoluto para mí. No encuentro lo que me mueve, no tengo ánimo de salir a mirar el paisaje gris de la ciudad, ni siquiera de salir a tomar el sol. Es como si las piernas que a ti te faltaron, a mi me sobraran. Solo mi cueva es mi refugio, es la caverna donde me oculto y miro hacia el interior: el exterior es tan brillante, y tan gris, tan lluvioso, tan estúpido, que no se si quiero salir. Si todo esto tiene sentido, yo la verdad no lo encuentro, yo la verdad me siento perdido.
Si por un tiempo te movió el amor, de seguro eso te empujaba para seguir adelante, para combatir la injusticia, para cuestionar el orden establecido, para luchar. Pero luego qué? luego del amor y el desamor, qué nos queda? Yo la verdad no sé, no tengo idea de lo que puede ser combustible para derretir este corazón de hielo seco. Porque si es la soledad lo que me espera, si debo permanecer conmigo mismo, si el camino trazado es como el chaquiñán que baja de la montaña y solo permite un pie y no dos, entonces habré de encontrar el motivo, la llama que arde dentro del espejo. Esta eternidad en la tierra debe tener un sentido.
La tragedia, esa dama inevitable, parece que tocó a tu puerta antes incluso de que vieras la luz. Esa fue energía creadora, maldita pero creadora. A mi lado llegó hace poco tiempo, para quedarse sentada, esperando el balazo en el cráneo, el envenenamiento, la sobredosis, y sin embargo el fuego creador no parece haber venido. No encuentro esa fuerza, esa mística que tú tuviste. Acaso la tragedia no es suficiente para esa potencia creadora, acaso la tragedia que se cierne en este cielo es solo tragedia, es solo el maldito destino. Cuesta y duele creer que sí.
Joaquín qué hago? dame tu mano para ayudarte a llevar esa cruz de río, para al menos compartir tu genio, tu desvarío, tu tragedia, y no solo tu destino.
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