1 de septiembre de 2011

Ninfa imposible

Gracias por permitirme volver a escribir. 
Ahora algo nuevo que debió salir hace dos días pero recién lo termino.



Esa boca que nunca será mía.
Todo tú cuerpo que le pertenece a otra.

Mientras yo sigo en la búsqueda anhelante,
tú te alejas como el silbido del viento
entre las olas que van surcando la marea.

Y es que la vida se encarga de alejar sus cauces,
dos caminos irreconciliables.
Todos los segundos perdidos en una causa,
el minutero que sigue su curso inexorable.


Una miseria para el pobre ciego,
solo eso pido, tan poco exigo,
una miseria para este pobre ciego.


Pero nada de eso vale,
la valentía se mide en otra especie,
que no es dinero, que no es riqueza,
solo se necesita el fiel de un corazón puro,
y yo lo tengo extraviado en algún camino
polvoriento de las montañas.

Pues yo no puedo seguir tú ritmo,
aunque lo intente con locura,
mis manos, mis pies, todo se detiene,
frente a tu altiva sonrisa,
que me cautiva,
que enamora a las viandantes desprevenidas.



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