30 de abril de 2011

Homenaje a Ernesto Sábato 1911-2011


Yo sin saberlo ya te había leído,
en otras vidas, en otra memoria
estabas impregnando mis recuerdos.

Desde la penumbra apareciste
como ánima en busca de su tumba,
porque sin saberlo habías muerto,
y en medio de todos los héroes
de una época olvidada, surgiste
recordándome a la mazorca
desgranada por un pétalo de Rosas.





Fuiste túnel de viento probando nuestras alas,
marquesina ajada por el tiempo,
y sin embargo permaneciste inamovible,
sintiendo en cada arruga lo importante
que es vivir con la memoria,
y no con la nostalgia del recuerdo.

Quisiste ser Abbadón y exterminar a la injusticia,
desenterrando cadáveres insepultos
trataste de hacer magia y lograr lo inimaginable:
que los muertos vuelvan a la memoria,
y los enterradores a la ignominia.

Fuiste alguna vez lejano, remoto
como el siglo de las equis,
más ahora estas presente,
tu nombre queda,
tu espíritu persevera en la pampa
y en valle, en el río grande de la Plata.

Ahora eres letra no escrita,
vivirás en la memoria de tu pueblo,
serás aliento para los utópicos
amantes de la libertad.



29 de abril de 2011

Soy la sombra de lo escrito

Soy la sombra de lo escrito.
Como una mano zurda sobre el escritorio de la severa maestra.
Tengo los huesos calados del frio invierno nuclear,
y tú la escafandra blanca después del estallido.
Cuando te conozca estaré dentro de las bombillas,
luz para la vigilia del domingo,
atardeceres que nunca acaban
y colores perpetuos en la retina.

Soy la sombra de lo dicho.
Como gritar en medio de una isla erosionada y vacía.
Tengo las palabras justas,  por eso callo,
prefiero invertir en lo seguro.
Cuando en tus oídos aparezca de pronto,
el zumbido de las moscas y la llamada de la planta,
es que oirás mis únicas palabras.


20 de abril de 2011

A propósito del arte y el ritual



Dentro del Teatro Simugh el arte es arte no por su propuesta estética, o no solamente por eso, sino por su capacidad de conmover, su nivel de interrogación, de interpelar al sujeto, es la posibilidad de atravesar al ser humano, tanto al espectador como al artista. 




Es en la capacidad del arte de provocar al ser humano que el arte viene a reemplazar al mito en el presente, y es en esta acción en la que se sitúa el Teatro Simurgh. Su compromiso para con la tradición de todos los pueblos lo plantea como una propuesta más que coherente, es una revelación para muchos de los que asistimos a ver las obras El Camino al Manantial, Cantores, y el resto de monólogos como Madamme Aisatta y Del agua y del fuego




El ver y renovar la capacidad del ritual de repetirse de nuevo, de volver a suceder, es lo más importante en la dramaturgia del grupo. El ritual y el mito vuelven a ser lo que eran para los pueblos antiguos: una suerte de creación-recreación del mundo, de su mundo, de nuestro mundo. 





La cosmología que presenta Teatro Simurgh va desde la creación del mundo, pasando por el descubrimiento del agua o el Manantial que da vida; la historia de la sexualidad a través de mitos  africanos; la referencia a elementos físicos como el agua y el fuego, y que en realidad representan principios o símbolos del universo; hasta el uso de canciones de varias culturas para contarnos un viaje, una comunión de todos los hombres dentro de esta Tierra. 


 



 El teatro tiene esa posibilidad, la de crear, o re-crear el mundo, nuestro universo, mediante una estética y una dramaturgia, pero sobre todo mediante la repetición del mito, mediante las palabras que separan la luz de las tinieblas, mediante una poyesis que se vuelve ritual, para volver al origen o génesis de la vida.













 Es verdad que cuando en Del agua y del fuego, el viejo Ezequiel le replica a su joven discípulo, porqué repite solo palabras, solo palabras que no significan nada, tiene razón, pero en parte, y así mismo es como responde el muchacho: las palabras son solo palabras para el que no ha sido iniciado, para el necio que solo oye palabras, y no las conoce, no las entiende, porque el iniciado – quien tiene oídos para escuchar –, el que de verdad conoce el significado de esas palabras sabe que tienen sustancia, un numen, y que al ser pronunciadas – la segunda vez –,  están re-creando el mundo, su mundo. Eso mismo nos lo muestra Mircea Eliade en “El Puente”:


 “Les he dado la clave: piensen en la historia de las religiones, en lo que podría llamar el secreto de la primera repetición, en el misterio de esta expresión: la segunda vez, expresión que en apariencia, un uso excesivo y, por tanto, una profanación del lenguaje ha trivializado, pero que no por ello ha dejado de conservar, bien ocultos, algunos fragmentos de una revelación primordial. La segunda vez, es decir, nacido por segunda vez, es decir, re-nace, que ha resucitado de entre los muertos; en pocas palabras: nacido al mundo del espíritu. La segunda botella de vino es cualitativamente tan diferente de la primera como de la tercera o de la décima. Poco importa cuántas botellas se vacían cada noche en la calle de las Sacerdotisas”.  









Es en la repetición del mito, en la transmisión de éste que se funda la sociedad, tanto las sociedades antiguas como nuestra sociedad. Y sin embargo, la modernidad y diversas circunstancias han hecho que olvidemos lo verdaderamente importante, tanto en la vida como en el arte. Hemos olvidado nuestro propósito, hemos olvidado el propósito del arte, y recordar, re-crear, es la labor que el Teatro Simugh se ha propuesto. Porque, y vuelvo a Eliade en El Puente
Se han extraviado todos, me dijo Emmanuel. Lo han olvidado. Algunos rendidos, han arraigado. ¿Te acuerdas de la regla del molino? Si al entrar en el molino, ves una silla vacía, pregúntate quién la ha puesto ahí y pasa de largo. Si ves a alguien descansando en la silla, pregunta…Yo lo escuchaba y notaba que me ardían las mejillas; no me acordaba. Casi nadie se acuerda al final de su juventud, me dijo. Pero la segunda parte la interpretan otros. Algunos se olvidan de ello durante un tiempo y, de pronto, recuerdan la segunda parte y vuelven a interpretarla. Pero claro los que han estado en ello desde el principio y están ahora interpretando la tercera parte han ido más allá. Se pasa de un jardín a otro, de un bosque a otro; pero, mientras no se salga del molino, el juego es el mismo, se coincide sin parar con otras parejas, con otros grupos y, si uno se detiene demasiado u olvida una de las reglas del juego, se extravía…”

 

Y es lo que nos pasó a las sociedades modernas, nos olvidamos de las reglas y seguimos en el molino, dando vueltas, seguimos en el laberinto extraviados, buscando la salida, aún cuando la salida no es lo importante, sino el camino, y las preguntas que nos hacemos, aún cuando la salida existe, aún cuando nos encontremos entre una montaña de rocas que nos aprisionan existe la salida, solo que no se encuentra en el mismo plano, sino en otro, en un plano más allá.





Eliade plantea igualmente en ese texto, que no podemos quedarnos en la segunda parte, en la repetición, que si bien nos ayuda a recrear el mundo, a fundar o centrar la sociedad, hay que seguir más adelante, hay que ir más allá…






 


Sin embargo, la idea y la praxis del Teatro Simurgh es ya un inicio, es re-conocer lo que habíamos olvidado, es fundar nuevamente la sociedad, basada en la tradición, en el mito, en la creación primera, en lo que las culturas ancestrales utilizaron para centrar sus sociedades.  



 No se trata de una vuelta al pasado, al anquilosamiento, o a mantenernos estáticos en normas y reglas que no permiten el movimiento.

No se trata de un conservadurismo social, no se trata de un tradicionalismo; todo lo contrario, se trata de una revolución, una revolución que va más allá de lo político, se trata de una revolución de la mentalidad, de una superación de la modernidad que no ha traído más que olvido, más que ceguera; se trata de re-crear la vida, de re-nacer ante la naturaleza, de volver a ser reflejo de la divinidad.





Primer Piso-El Páramo VIII

Caballos Salvajes

Esa mirada penetrante
me conduce al páramo nuevamente.

La tierra huele a salvaje,
y la presencia del agua se hace inminente,
como si los elementos corrieran desnudos
entre estos parajes desconocidos.

La visión del águila se aclara y
repentinamente aparece una ninfa.
 Su velo es de algas verdes y marrones,
su mirada se difumina por la niebla,
sus vestiduras pronto se transforman,
y sin embargo permanece su belleza.

Conducido por el instinto he llegado a la laguna,
donde un viejo triste espera paciente,
cerca de tres sabios que permanecen inamovibles.




Este es el sitio escogido
para encontrar los caballos salvajes.

El viento me susurra historias de
aquella laguna encantada,
en la que la ninfa se convierte en caballo.



Su apacible baño no se interrumpe
por la presencia de este intruso,
pues sigiloso surco el horizonte,
y como el águila tan solo observo,
la transformación de la ninfa,
que se baña tranquilamente,
esperando la vida nueva.

Así el páramo recrea el origen de la vida,
y así mismo mi corazón espera,
la vuelta a esa tierra desolada y prometida.






17 de abril de 2011

La araña



Qué posibilidades tiene la araña
de conocer el mundo?
si agazapada en su oscuro rincón,
espera a un incauto para engullirlo,
si solo tiene el gozo de alimentarse
de bichos que amortajados,
darán el último suspiro 
en su vientre.





La fuerza de la costumbre


Por la fuerza de la costumbre
me permito recurrir a ti,
me desoigo de lo que oigo,
y disipo mis ideas en la fuente cristalina
que encuentro de camino,
a la recurrencia de lo que era cotidiano.

Por la fuerza de la costumbre
es que escribo cada verso,
es que expongo las ideas
que obscenas aparecen ante el brillo
que la luz de tu mirada tiene,
cuando a cada noche me acuesto
y despierto al día siguiente,
sintiendo la ausencia de mi ser
que entregado a tu costumbre,
a la piel del deseo insistente,
me mantiene en ese vilo,
y tan solo pregunto:
cuándo por la fuerza de la costumbre
te encontraré de nuevo?