Un poema es una bala
que atraviesa el cráneo,
que penetra el hueso,
y se aloja en la masa blanda y gris
de nuestros recuerdos.
Un poema es una bala
que silba en nuestros oídos,
y explota a toda velocidad
mientras esperamos el tren de vuelta.
Un poema es una bala
que sacrificará al necio
e impondrá sus condiciones.
La bala proviene de la duda,
y apunta directa e inefablemente
al centro de todas las certezas.
Un poema es una bala
y es un estallido,
que avanza atronador
hasta plantear una ausencia.
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